CUENTO EN CORTO. (DALE VOZ)
Los escritores que busquéis narrador debéis enviar vuestro cuento a través del formulario que encontrarás en esta misma página. El texto del cuento no debe superar las 500 palabras.
Enviar el texto no supone la participación en el concurso hasta que algún narrador lo elija para narrarlo y sea subido a la web de Cuento en corto cumpliendo los requisitos detallados en las bases. La elección o no de los textos depende exclusivamente de los narradores que puedan interesarse por ellos, en ningún caso el envío del texto supone ningún tipo de compromiso por parte de la organización al respecto.
LA HISTORIA DE GUS, EL LAPICERO SOLIDARIO
Gus trabajaba para una enfermera de planta de oncohematología. Había tenido ya varios compañeros bolígrafos. El trabajar codo con codo, animó la relación con su nuevo compañero: un puntaviva rojo, que a base de mucho esfuerzo y varios frentes se estaba quedado seco. Aún sabiendo que se consumía, no quería dejar de dar lo mejor de si mismo.
Una noche, mientras permanecían abandonados en el bolsillo de la bata de la enfermera, en un perchero colectivo, pudieron ver un anuncio en la televisión del cuarto de descanso. El anuncio era de una Fundación, la fundación Josep Carreras. En el anuncio salía un niño explicando su plan para cuando se pusiera bueno. Aquello les impresionó. Pasaron el resto de la noche hablando y comentando ideas.
A la mañana siguiente, cuando Montse tiró la bata a lavar, no se dió cuenta de que no estaban ni el lápiz ni el puntaviva. Los echo de menos justo cuando empezó la ronda por la planta. Como sólo tenía que marcar casillas, utilizó un lápiz de ojos y una barra de labios roja. A media mañana, cuando tomaba café con una compañera, ésta le comentó que estaban repartiendo portaminas y plumas estilográficas para sustituir los lápices y los bolígrafos de todo el personal del hospital.
A Montse aquello le gustó. Pensó que la próxima vez que tuviera que explicar la leucemia lo haría con ayuda de sus nuevos compañeros. “Aquí nadie se apaga, recargamos a todo el mundo, mira, como a este portaminas o esta pluma.” Dio un nuevo sorbo a su café y buscó mecánicamente, su lápiz y su puntaviva en el bolsillo. Se preguntó dónde los habría dejado. Quería guardarlos como recuerdo. De recuerdos, el último que yo tengo de haberlos visto en la historia, era cuando estaban viendo ellos el anunció de “cuéntanos tu plan”. Quizá su plan era transformarse. Ante la enfermedad solamente hay dos planes últimos: curarte si estás enferm@ y ayudar, si eres la persona sana. Es verdad que puede estar enferm@ y ayudar. Es verdad también que puede estar san@ y ayudando, curarte de la indiferencia. Parece, pues, que pueden existir muchos planes. Nosotros deseamos que tu plan sea bueno para ti y para tod@s.
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Si algún narrador oral elige tu cuento para representarlo, nos pondremos en contacto contigo.
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