Carlos Peña, nadador Dos décadas de brazadas solidarias Carlos Peña, nadador amateur con más de 20 años de experiencia, ha cruzado el río Ebro, el Sella y los Lagos Titicaca o Maracaibo, entre otras hazañas. Su último reto ha sido el de recorrer el Canal de Castilla para luchar contra la leucemia, consiguiendo de esta forma que más de cien personas se asocien a la Fundación Josep Carreras, entidad que apoya a los enfermos que padecen esta enfermedad.
CARLOS CARRASCO¿De dónde proviene su pasión por la natación?
Empecé a nadar de forma casual. De joven era corredor de fondo, gané varias carreras y corrí algunas maratones. Después, me recomendaron bajar la distancia y me lesioné. Así, en el año 89, junto con mi hermano Iñaki, nos planteamos una primera travesía a nado, que comprendiera seis etapas por el río Ebro, desde Logroño hasta Zaragoza. Era todo muy nuevo, ni siquiera era buen nadador… Empecé a probar los entrenamientos nadando a espalda e hice la prueba. Desde entonces, he mantenido mi estilo y he realizado multitud de recorridos.
Ha cruzado el río Ebro, el Sella o el Estrecho de Magallanes, ¿por qué decidió que sus travesías tuvieran una motivación solidaria?
La primera travesía solidaría que realicé fue en el río Neretva, durante la guerra de Bosnia, en el año 95. Una ONG con presencia en Mostar me propuso realizar un recorrido para pedir la paz en la región. Antes de comenzarlo, entregamos dos camiones con ayuda humanitaria a las organizaciones locales. Desde entonces, surge la idea de que mis retos deportivos tengan un carácter solidario.
He nadado 24 horas en la ría de Bilbao para investigaciones médicas, el río Ebro para pedir dinero por los afectados por el Huracán Mitch, el Nervión a favor de los afectados de Chernobyl. También algunos de mis retos los hago para reivindicar el respeto al medio ambiente, la ayuda a los más desfavorecidos, la paz… Me siento mejor si mi esfuerzo sirve para ayudar de alguna manera a alguien. Es gratificante cuando gente que no tiene nada te apoya continuamente. Esos ánimos te ayudan a seguir. El invierno pasado, por ejemplo, en nuestra travesía por la ría de Bilbao conseguimos 211.000 euros para investigaciones médicas. Fue algo muy bonito.
En mi último recorrido a favor de la Fundación Josep Carreras he intentado ayudar a personas que lo están pasando muy mal. Este tipo de retos les anima muchísimo a seguir adelante. No se puede estar sin hacer nada, yo prefiero luchar y no quedarme en el sofá inmóvil. No vivo de mis travesías y tengo que sacar tiempo de donde sea para entrenar y prepararlas, aunque es algo que compensa y merece la pena.
¿Cuál ha sido el recorrido más duro que ha completado en sus 20 años de trayectoria como nadador? ¿Y la que ha hecho con más ilusión?
La más peligrosa ha sido la que he comentado antes en Bosnia. También nombraría la travesía entera por el río Ebro y los retos del Lago Titicaca, a 4.000 metros de altitud, y el de Maracaibo en Venezuela con un calor terrible. Todas han tendido algo especial. La travesía que menos te lo esperas es la que más te termina aportando finalmente, ya sea a través de la gesta deportiva o de la respuesta humana que da la gente y realmente te llega al corazón.
¿Cómo se prepara físicamente para este tipo de retos?
Es muy duro. Entreno prácticamente once meses al año. Las pruebas para las que me preparo requieren mucha dedicación y si no estas bien físicamente, no puedes afrontarlas.
Le habrán ocurrido muchas anécdotas, ¿puede contarnos alguna?
En el Lago Maracaibo, me sorprendió la generosidad de una gente muy pobre. Me acogían en su casita de barro e incluso me prestaban sus camas. Hay personas que lo están pasando muy mal y te dan todo su apoyo y cariño.
¿Qué puede contar acerca de su última aventura atravesando el canal de Castilla?
Ha sido una travesía muy satisfactoria. Expliqué a la Fundación Josep Carreras mi travesía y aceptaron encantados. El reto ha sido duro, pero el calor de la gente me ha dado mucho apoyo. Cuando terminas, y sientes el cariño de la Fundación y de todas las personas que están en la meta, resulta muy gratificante. Me gustaría transmitir todo mi apoyo a todas las personas que están pasando por una enfermedad como la leucemia.
¿Qué le llevó a colaborar con la Fundación Josep Carreras?
Realmente fui yo el que se puso en contacto con la Fundación, porque es un tema que me toca de cerca. Les comenté mi iniciativa, les pareció bien y la realizamos.
¿En qué consiste su propuesta a la Junta de Guipuzcoa para realizar una gesta en contra de la violencia de género?
La Junta me recibió por mis veinte años de trayectoria como nadador y aproveché para comentarles mi intención de realizar una travesía en contra de la violencia de género. Tengo pensados muchos proyectos, pero el maltrato a la mujer es un problema del día a día, que creo que debe ser denunciado. Ahora debemos buscar una fecha y realizar la travesía. También he pensado en otra iniciativa para apoyar a San Sebastián como capital de Europa.